Ana María – Capítulo 10 – Una sorpresa a última hora

Cuento para practicar

Ana María – Capítulo 10

Aquí pueden seguir escuchando el cuento de Ana María, una chica española que quiere hacer un intercambio universitario en Düsseldorf.

Nuevamente pueden escuchar la versión completa, sin pausas, y también la versión con pausas para repetir y practicar la pronunciación. Yo leo cada frase dos veces para que puedas practicar con tranquilidad.

Les recomiendo que escuchen primero la versión completa, sin pausas, y después lean el texto (abajo está la versión completa escrita, también en formato PDF, para imprimir).

Aquí está el índice con todos los capítulos completos de Ana María.

Versión sin pausas:

Versión con pausas:

Capítulo 10

Una sorpresa a última hora del día

Esa misma tarde sonó el timbre y Ana María abrió la puerta cuando escuchó la voz de Noralie, su vecina del quinto piso, la francesa. Estaba muy sonriente delante de la puerta con una botella de vino tinto en una mano y una bolsa de papel con unas compras en la otra.

En realidad, Ana María quería acostarse temprano porque estaba cansada, pero la hizo pasar a Noralie con todos sus productos. Ella fue directamente a la cocina y apoyó la botella y la bolsa sobre la mesada, sin dejar de hablar ni un solo momento. Hablaba alemán y Ana María pensó que la cabeza que iba a explotar.

– Para aprender el idioma tienes que charlar con alguien mientras te tomas unas copitas de un buen tinto francés, le explicó Noralie.

Las dos mujeres se sentaron en el sofá, bebieron unas copas de vino mientras comían pan con aceitunas y unos quesos deliciosos que Noralie acababa de comprar.

– … y mi novio, Pierre, vendrá a visitarme el mes que viene. ¿Tú tienes novio, Ana María?

– No. Ni loca. No tengo suerte con los hombres. No me duran nada. Apenas la cosa se pone seria, se me pasa el interés. Por eso ahora solo tengo amigos y nada de pensar en un novio.

Las jóvenes habían pasado al inglés, porque para estos temas los conocimientos de alemán de Ana María no eran suficientes.

– ¿Los españoles cómo son?, preguntó Noralie. Sé que no se puede generalizar, pero…

– No sé. Los que yo he conocido han sido todos muy diferentes. No tienen un denominador común. Pero todos me aburrieron después de unas semanas.

Las dos mujeres se quedaron charlando hasta las doce de la noche. Noralie se despidió de Ana María con un abrazo y subió al quinto piso. Ana María tenía clases de alemán al día siguiente y tenía que levantarse relativamente temprano.

– Adiós, Noralie. Muchas gracias por el vino. Me encantó la charla.

Agotada, Ana María fue al baño, se preparó para la noche y, pensando en todas las cosas que había vivido ese día, se fue a dormir y se durmió un segundo después de apoyar la cabeza en la almohada.

Archivo PDF: Ana María_Capítulo 10

Capítulo anterior: Ana María_Capítulo 9

Próximo capítulo: Ana María_Capítulo 11

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