Ana María – capítulo 4 – Vuelo IB 3132 de Madrid a Düsseldorf

Cuento para practicar

Ana María – Capítulo 4

Aquí pueden seguir escuchando el cuento de Ana María, una chica española que quiere hacer un intercambio universitario en Düsseldorf.

Nuevamente pueden escuchar la versión completa, sin pausas, y también la versión con pausas para repetir y practicar la pronunciación. Yo leo cada frase dos veces para que puedas practicar con tranquilidad.

Les recomiendo que escuchen primero la versión completa, sin pausas, y después lean el texto (abajo está la versión completa escrita, también en formato PDF, para imprimir).

Aquí están todos los capítulos completos de Ana María.

Versión sin pausas:

Y aquí pueden escuchar la versión con pausas para repetir y practicar la pronunciación sin estrés y divirtiéndose un poco.

Versión con pausas, para repetir y practicar la pronunciación:

Capítulo 4

Vuelo IB 3132 de Madrid a Düsseldorf

Eran las cuatro y cuarto de la tarde del sábado 26 de agosto  y Ana María estaba sentada en un avión de Iberia que en ese preciso instante estaba a punto de despegar del aeropuerto internacional de Barajas con destino a Düsseldorf. El N° de vuelo era IB 3132. El vuelo saldría a las 15:55 horas y llegaría a las 18:25 horas.

Ana María tenía sentimientos encontrados. Por un lado estaba muy feliz de poder comenzar su aventura alemana y, por el otro, tenía miedo de no sentirse a gusto en el país, porque había escuchado todo tipo de comentarios sobre Alemania y los alemanes, no todos positivos.

Desde hacía unos meses Ana María seguía a una bloguera española, Elisabet, que tenía un blog muy bueno en el que hablaba sobre sus experiencias en Alemania. El blog se llamaba Crónicas germánicas y era un blog para disfrutar más Alemania, tal como ella misma lo describía.

El avión giró lentamente y se posicionó sobre la pista de despegue. No había vuelta atrás. Ya estaba. Se escuchó el ruido cada vez más fuerte de los motores, las ruedas comenzaron a girar cada vez más rápidamente, la espalda de Ana María (y de todos los demás pasajeros) se pegó fuertemente al asiento, fuertes movimientos hacia todos lados, ruido, ruido, ruido y… de repente estaban en el aire y Madrid debajo de ellos, cada vez más lejana, cada vez más pequeña, hasta que, pocos minutos después, solo se veían nubes blancas y grises y, más tarde, un cielo azul intenso. Adiós España.

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