Cuento para practicar
Ana María – Capítulo 5
Aquí pueden seguir escuchando el cuento de Ana María, una chica española que quiere hacer un intercambio universitario en Düsseldorf.
Nuevamente pueden escuchar la versión completa, sin pausas, y también la versión con pausas para repetir y practicar la pronunciación. Yo leo cada frase dos veces para que puedas practicar con tranquilidad.
Les recomiendo que escuchen primero la versión completa, sin pausas, y después lean el texto (abajo está la versión completa escrita, también en formato PDF, para imprimir).
Aquí están todos los capítulos completos de Ana María.
Versión sin pausas:
Versión con pausas:
Capítulo 5
En Alemania
Ana María abrió los ojos y, en un primer momento, no pudo reconocer dónde estaba. No reconocía la cama ni la habitación.Tardó unos segundos en recordar que el día anterior había llegado a Düsseldorf por la tarde. Romina la había ido a recoger al aeropuerto y las dos amigas no habían dejado de hablar ni un solo minuto. Se contaron todo tipo de cosas que habían vivido los últimos meses.
– Gracias por ayudarme tanto, Romina. No sé qué habría hecho sin tu ayuda.
– ¿Te refieres al piso?
– No solo eso. Todos tus consejos, tus sugerencias, todas las cosas que me contaste sobre tu experiencia aquí, en Alemania. Fue y sigue siendo muy valioso para mí.
– Pero es lógico, Ana María. ¿Somos amigas o no? Hoy por ti, mañana por mí.
Las dos bajaron del taxi y Romina pagó, le agradeció al taxista (vielen Dank!), tomó la maleta que este le había dado, y las dos se pusieron a caminar hacia la que sería la vivienda de Ana María durante los próximos meses.
Romina se quedaría una semana más, acompañando a su amiga Ana María, mostrándole lo más importante de la ciudad alemana y después volvería a España, a Madrid, su ciudad natal. Ana María tenía la suerte de poder seguir alquilando el piso de Romina medio año más. La dueña del piso era una señora de los Países Bajos, simpatiquísima, Marijke de Boer, de unos 45 años, que vivía en el mismo edificio, en la planta baja.
Subieron por las escaleras hasta la segunda planta, Romina abrió la puerta y le presentó, orgullosa, su piso a Ana María.
Era un piso de dos ambientes con un baño completo con ducha y bañera, un dormitorio un salón comedor con una cocina pequeña, pero muy funcional, grandes ventanales que hacían que el piso fuera muy luminoso. Cuarenta metros cuadrados (40 m²) en total, pisos de madera y lo mejor: una ubicación excelente en pleno centro de Düsseldorf, en el barrio de Pempelfort, a unos diez minutos a pie del casco antiguo.
Recordando todo esto, Ana María, que todavía estaba en la cama, se desperezó, bostezó, miró el despertador que mostraba las siete y media de la mañana y se levantó, fue al baño para ducharse y arreglarse para pasar su primer día en Alemania.
Archivo PDF: Ana María_Capítulo 5
Capítulo anterior: Ana María_Capítulo 4
Próximo capítulo: Ana María_Capítulo 6