Ana María – capítulo 7 – El gimnasio de enfrente

Cuento para practicar

Ana María – Capítulo 7

Aquí pueden seguir escuchando el cuento de Ana María, una chica española que quiere hacer un intercambio universitario en Düsseldorf.

Nuevamente pueden escuchar la versión completa, sin pausas, y también la versión con pausas para repetir y practicar la pronunciación. Yo leo cada frase dos veces para que puedas practicar con tranquilidad.

Les recomiendo que escuchen primero la versión completa, sin pausas, y después lean el texto (abajo está la versión completa escrita, también en formato PDF, para imprimir).

Aquí está el índice con todos los capítulos completos de Ana María.

Versión sin pausas:

Versión con pausas:

Capítulo 7

El gimnasio de enfrente

Era sábado, el último día de Romina en Düsseldorf. Mañana volvería a Madrid y Ana María se quedaría sola en el piso que durante esta última semana había compartido con su amiga. Estaba un poco triste y tenía un poco de miedo por todo lo nuevo que vendría, pero también estaba feliz, porque en un mes empezarían las clases y a ella le encantaba estudiar.

Ayer Ana María se inscribió en el gimnasio que estaba enfrente de su piso y conoció a Thomas o Tomás, como lo pronunciaba ella. Tomás era uno de los entrenadores del gimnasio, un hombre de unos treinta años, muy atlético y atractivo, de pelo castaño y ojos verdes, de un metro ochenta y cinco (1,85 m) aproximadamente y algo reservado, según parecía a simple vista.

Cuando Ana María entró al gimnasio y fue hacia la cinta para correr (llovía todo el tiempo en Düsseldorf y ella estaba acostumbrada a correr, por eso quería correr en el gimnasio, bajo techo), enseguida le llamó la atención el entrenador que le explicaba una de las máquinas a una chica muy joven.

Cuando Ana María terminó de correr, quería hacer unos abdominales en las máquinas y vio al entrenador, que se acercó a ella y la saludó tímidamente. Ella se puso roja y nerviosa, porque no sabía en qué idioma contestarle: en inglés o en alemán. Se quedó muda y solo pudo decir: hola, en español.

Tomás rio ampliamente y le contestó en excelente español: Hola, encantado de conocerte. Yo soy Thomas.

– Estoy frita, pensó Ana María. Vine a este país para estudiar por seis meses. No me puedo enamorar de nadie…

Thomas le tendió la mano, sonriente, y ella le contestó:

– Hola Tomás, encantada. Yo soy Ana María.

Archivo PDF: Ana María_Capítulo 7

Capítulo anterior: Ana María_Capítulo 6

Próximo capítulo: Ana María_Capítulo 8

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