Las historias de Ángela Santos, estudiante de Psicología en Buenos Aires
Episodio 6/2021
—¡Qué frío que hace, por dios!, dijo Graciela, que ese día cumplía ochenta años.
—Ay, mamá, ¿te parece? ¿Quince grados te parece frío?, le contestó Sara, su hija.
—Sí, hija. Me parece. Lo que pasa es que vos vivís en Alemania y ahí estas temperaturas creo que las tienen en primavera. Para nosotros hace un frío de locos hoy.
Sara sonrió. Su mamá estaba muy feliz de que Sara haya venido a visitarla a Buenos Aires para pasar con ella su cumpleaños. Hoy era el 20 de junio, el día de la bandera en Argentina. Era domingo y un día feriado. Mañana Sara se volvería a Alemania, donde vivía desde hacía casi veinte años ya.
Graciela era muy amiga de Inés, la mamá de Ángela Santos. Cuando Graciela le contó a Inés hace unas semanas que su hija iba a venir a visitarla para su cumple y que no sabían bien cómo hacer por el tema de la pandemia, Inés llamó a Ángela y le contó todo.
—… y Graciela no sabe bien cómo hacer. Porque Sara tiene que hacer cuarentena durante diez días al llegar a Buenos Aires, le empezó a contar Inés a su hija, Ángela.
Ángela era psicóloga, estaba estudiando para hacer su doctorado y, para ganar un poco de dinero, trabajaba llevando a personas en coche de acá para allá.
—¿Por qué no le decís a tu amiga Graciela que yo puedo ir a Ezeiza a recoger a su hija?, le preguntó Ángela a su madre.
Ezeiza es el aeropuerto internacional de Buenos Aires. Estaba bastante lejos de la casa de Graciela, que vivía en Palermo, en un departamento precioso de la calle Cerviño al 4600.
—Qué buena idea, Ángela. Voy a hablar con Graciela y vamos a organizar todo. Total, vos la podés recoger a Sara en Ezeiza, la llevás a la casa de Graciela y Sara se puede quedar ahí los diez días con su mamá. Creo que se queda solo diez días, para acompañar a su mamá en su cumple de 80.
Graciela tiene tres hijos, Sara es la única hija. Sus dos hermanos viven uno en Estados Unidos, el otro en España y ninguno de los dos puede venir para los 80 de mi amiga. Qué pena, no?
—Claro que es una pena, mamá, pero por otro lado: qué suerte que Sara pueda venir, ¿no?
—Sí. Sara es traductora, está casada y tiene dos hijas. Ella se pudo dar la segunda dosis de la vacuna contra Covid justo a tiempo. Así que puede viajar sin problemas.
Esta conversación telefónica entre Ángela y su mamá fue hace unas semanas. Hoy, el 20 de junio, Graciela estaba feliz sentada en su hermoso departamento, disfrutando de un rico desayuno con su hija Sara y pensando en los preparativos para la pequeña reunión que iban a hacer aquella tarde, para celebrar su cumpleaños en plena pandemia. Pero los 80 son un motivo para celebrar, pase lo que pase.
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