Las historias de Ángela Santos, estudiante de Psicología en Buenos Aires
Episodio 8/2020
En Buenos Aires era el viernes 7 de agosto de 2020. Eran las diez de la mañana y Ángela acababa de hablar por teléfono con su mamá.
—¿Hablaste con la doctora Grosman, mamá?, le preguntó Ángela a su madre mientras se servía una taza de café con leche.
—Sí, hija. Pero ella me dijo que esperáramos un poquito. Tu papá ya ha tenido este tipo de dolores. No es anormal para él. Él dice que es un dolor muscular en el brazo y que no es nada nuevo para él. Siempre me dice lo mismo. Que yo soy una exagerada, que soy demasiado miedosa….
—Sí, mamá. Claro. Pero sabemos bien que los dolores en el brazo izquierdo pueden ser los primeros indicios de un infarto. Por eso sería mejor que sean cuidadosos y que lo observen muy bien. Creo que es muy importante que papá haga reposo durante unos cuantos días.
—Ángela, sabés que eso es absolutamente imposible. Tu padre es cabezadura y, además tiene hormigas en…
—Sí, ya lo sé. Yo voy a pasar en un ratito. Te llevo unas compras. ¿Qué necesitan?
—¿Pero no es demasiado complicado venir? Es un lío con esa aplicación… ¿Cómo se llama?
—La aplicación se llama Cuidar, ma. Y no es nada difícil ni complicado. Funciona muy bien. Yo la tengo en mi celular. Cuando quiero ir a algún lado (como, por ejemplo, a tu casa), tengo que ingresar mis datos, por supuesto, mi número de Documento Nacional de Identidad, etc. Y, muy importante, cuál es el motivo por el cual necesito salir de mi casa. Yo pondría que voy a cuidar a personas mayores. Tengo que poner el nombre de papá, por ejemplo, la dirección, etc. Listo. Ese permiso de circulación es válido durante veinticuatro horas. Y puedo sacar ese tipo de permisos dos veces por semana.
—Bueno, hijita. Si realmente no te parece demasiado complicado, lo podríamos hacer. Así yo no tengo que salir de casa para hacer las compras y me puedo quedar acá cuidando a tu papá. Entonces, me podrías comprar algunas frutas, un poco de carne, un poquito de ensalada, unas verduras, un poco de leche y… sí. Y unas cervecitas, para tu papá. ¿Cuándo terminará toda esta locura y tortura del confinamiento? Yo ya no veo la hora de poder salir a visitar a mis amigas, reunirnos, charlar, tomar unos mates juntas.
—Hm… hasta que podamos compartir unos mates, todos tomando con la misma bombilla, me parece que pasará mucho, mucho tiempo, mamá…
Ángela se despidió de Inés, su madre, y empezó a prepararse para salir a hacer las compras y llevar todo a la casa de sus padres, que vivían en la localidad de Martínez, a pocos kilómetros de su casa.
Hola Cristina,
soy Christiane, una alemana, casada con un chileno. Desde hace dos semanas estoy escuchando tu blog y me gusta mucho porque tu pronunciacion es muy parecida a la de mi familia chilena y lo entiendo perfectamente. Hoy lei de tu idea de un rincon de conversacion o de un curso con mas participantes por internet. Si hay algo asi avisame por favor, porque aqui cerca en la Volkshochschule no encuentro un curso para mi. Quiero aprender hablar mejor el español para poder conversar mejor y con mas seguridad con mi familia en Chile. Mi esposo, despues de un grave accidente, no me puede explicar nada y ahora me toca a mi mantener el contacto con sus hermanos y sobrinos. Hasta ahora me gustaron sobre todo los refranes muy usados, el uso de perifrasis con gerundio y las historias de Angela Santos.
Hola querida Christiane:
Muchísimas gracias por tu mensaje. Me encanta que te guste el blog y que te sirva para mejorar tus conocimientos de este bellísimo idioma. Ya me anoté tu nombre y que te interesa hacer un curso de conversación. Apenas sepa cómo organizarlo, te voy a avisar.
Un fuerte abrazo,
Cristina