Aprender español con videos: La palabra es plata y el silencio es oro
Hola a todos nuevamente y bienvenidos al blog Ganas de hablar.
Hoy es un día domingo aquí en Alemania, donde yo vivo. El tiempo está bastante mal, no está muy bonito. Es enero y bueno es normal: en enero o febrero el tiempo no está súper bonito. Está todo el día bastante oscuro. Es como que en todo el día no sale el sol y bueno es lo que tenemos en esta época. Continuar leyendo «Aprender español con videos: La palabra es plata y el silencio es oro»
Hola a todos nuevamente y bienvenidos al blog Ganas de hablar.
Les quería comentar que las últimas dos semanas no puse vídeos porque tuve muy poco tiempo. Resulta que vino mi mamá a visitarme de Buenos Aires, de Argentina y se queda hasta el 27 de diciembre acá conmigo, para celebrar la Navidad y la historia con mi mamá es la siguiente: mi mamá vive en Buenos Aires y allá en este momento están vacunando con la vacuna china contra el Covid y con la vacuna rusa, la Sputnik y además también están empezando a dar Astra Zeneca y creo que también están con la vacuna de Pfizer, pero mi mamá tiene dos dosis de vacuna de la China y una dosis de refuerzo de la Astra Zeneca pero ¿qué pasa? Acá en Alemania la vacuna china no está reconocida como una vacuna que se puede uno dar aquí. Entonces aquí ella está como si… como si no estuviera vacunada.
Entonces aquí muchas cosas no podemos hacer en este momento porque acá la regla en este momento es: si uno quiere ir a cenar a algún restaurante o si uno quiere ir incluso a los mercados de navidad, que son muy lindos en Alemania, tiene que estar con dos vacunas y tiene que tener un certificado de vacunación y a pesar de que ella está con tres vacunas e incluso tuvo la enfermedad mi mamá hace un año (pero hace un año y no hace seis meses o menos de seis meses). Por eso con ella estamos todo el tiempo en las casas de mis amigos y en mi casa. En mi casa por supuesto y estamos haciendo unas vacaciones con ella diferentes.
No podemos salir a pasear a restaurantes, no podemos salir a… ir a la ópera. Queríamos ir a ver el ballet Cascanueces de Tchaikovsky acá en Düsseldorf, en la ópera, que es hermoso.
Además el director de ese ballet es un argentino. Nació en Argentina se llama Demis Volpi y nació en Argentina y nos hubiera encantado ir a ver ese espectáculo, pero tuve que devolver las entradas porque ella lamentablemente acá está como no vacunada.
Son esas situaciones un poco complicadas de estos momentos que nos toca vivir a todos los habitantes de la Tierra.
Bueno. En el mes de enero yo voy a armar un vídeo explicándoles cómo va a ser el viaje que vamos a organizar con mi colega a Andalucía y vamos a hablar un poquito con él sobre los tipos de actividades que vamos a ofrecer.
Va a ser muy muy bonito este viaje. Así que bueno vamos a ver ahí cómo hacemos para organizarlo.
Ya estamos pensando y ya empezamos con la organización. Así que.. pero eso en enero y esta semana yo me voy a ir a visitar a mi hijo a München, a Múnich y bueno en ese fin de semana probablemente pueda también sacar fotos y mostrarles quizás un poco de esa muy hermosa ciudad alemana de Múnich que actualmente tiene también grandes problemas con el tema de la pandemia pero bueno, vamos a ver.
Les mando un abrazo a todos un gran saludo un fuerte abrazo y nos vemos en el próximo vídeo que me imagino que será en dos semanas.
Canapé intercultural: Cómo hablar mejor español – quedar con amigos
Hola mis queridos amigos de Ganas de hablar.
Nuevamente con ustedes para hablar hoy sobre un tema que a mí me parece muy interesante que, como siempre, es el tema de las diferencias que podemos ver entre las culturas.
Las historias de Ángela Santos, estudiante de Psicología en Buenos Aires
Episodio 10/2020
—No se puede creer que ya sea octubre, ¿no te parece, Ángela?, le preguntó María Elena, una de las mejores amigas de Ángela. Las dos habían sido vecinas durante su infancia y seguían siendo muy amigas.
Las historias de Ángela Santos, estudiante de Psicología en Buenos Aires
Episodio 9/2020
Eran las ocho de la mañana del 4 de septiembre. El tiempo en Buenos Aires ya estaba mucho más lindo. Hacía más calor y los días ya eran más largos. Pronto empezaría la primavera, que era la estación del año preferida de Ángela. Este año, el 2020, era, hasta el momento, completamente diferente a todos los anteriores.
Nadie hubiera pensado que podría pasar algo así: todos encerrados en las casas desde marzo, sin poder trabajar, sin poder ver a los amigos ni tampoco a la familia, grandes preocupaciones por la situación mundial. En fin… una vida completamente distinta.
Para afrontar mejor esta situación difícil y porque Ángela era una persona básicamente optimista y con mucha alegría de vida, que veía en todo lo positivo, aún en las situaciones más desafiantes, ella había empezado con un curso de meditación en línea. Lo hacía todos los días via Zoom, con su profesora de yoga, que había empezado a dar sus clases por Zoom.
Al final de la clase de yoga, una vez por semana, Anahí, la profesora, hacía siempre unos minutos de meditación y relajación. Y cuando comenzó el confinamiento, empezó a ofrecer, además de la clase de yoga semanal, una clase diaria de meditación, para calmar los ánimos, tranquilizar la mente y estar centrados, a pesar de los desafíos del momento.
Ángela estaba en la sala de su casa, sentada en su cojín de meditación, con los ojos cerrados, escuchando a Anahí, que hablaba suavemente y decía:
—Siéntate en un lugar cómodo. Coloca la espalda derecha y erguida, sin tensión. Las plantas de los pies bien apoyadas en el suelo, si estás en una silla o las piernas cruzadas de una manera cómoda y estable si estás en un cojín. Piensa un momento en cómo te sientes ahora mismo. Física y emocionalmente.
No creas que algunos estados de ánimo son buenos y otros malos. Préstale atención a cómo te sientes. Acéptalo. No te juzgues. Siente tu estado de ánimo actual y acepta todo. Relájate. Cierra los ojos y respira profundamente. Inspira y expira. Inspira y expira. Apoya las manos sobre tus muslos. Mantén erguida la columna vertebral. Siente tu pecho abierto, siente tu vulnerabilidad.
Puedes mantener la mirada abierta y baja, enfocándote sobre el suelo, sin mirar nada en particular. Si lo prefieres, también puedes mantener los ojos cerrados. Como tú te sientas mejor. Siente tu cuerpo. Siente tus manos. La energía que fluye a través de tus manos.
Siente que estás vivo o viva y que estás respirando y disfrutando de este momento, solo para ti. Puede ser que te lleguen pensamientos. No te preocupes. Cuando venga un pensamiento, no te aferres a él. Déjalo irse. Como si tú fueras el cielo y el pensamiento, una nube que pasa y se va.
Vuelve a enfocarte en el aquí y ahora. Siente tu cuerpo. Respira profundamente. Inspira y expira. Déjate fluir con la respiración. Sigue la respiración y siéntela suavemente. Disfruta de cada inspiración y cada expiración. Siente que es tu cuerpo el que está respirando y disfruta de tu cuerpo que respira….
Después de veinte minutos sonó el gong y Ángela se levantó, estiró sus brazos, las piernas, y fue a la cocina a prepararse un té de jazmín para empezar su día. Se sentía completamente relajada y con mucha energía vital.